Frente a la crisis, medidas de apoyo para todos los que crean riqueza y bienestar. Además de las medidas para proteger bancos y gobiernos, se requieren apoyos especiales para las Pymes, los sectores que generan riqueza y bienestar, puestos de trabajo, yespecialmente para quienes abren posibilidades de auto empleo y sociedades de consumo ecológico.
Si hasta la toma de posesión de Obama como nuevo presidente de los Estados Unidos, se cifraban ciertas esperanzas de que la crisis declarada con toda crudeza en agosto de 2008, empezaría a atenuarse, demostraría cierta reversión de tendencias, la realidad es distinta porque se están confirmando los pronósticos más crudos comparados los hechos con la gran depresión de 1929-1933.
La integración financiera, industrial, comercial y agrícola, subordinada de México a los Estados Unidos, hace que presenten rasgos depresivos muy parecidos: La economía norteamericana ha registrado una tasa de variación del PIB de -0.5 en 2008 y de 1.5, en 2009. Su actividad industrial descendió en un 13% de enero de 2008 a abril de 2009, mucho más en la producción y ventas de la rama automotriz, las ventas al menudeo se están reduciendo en un 10% y la taza de desempleo puede llegar a rebasar el 10%. México registró una tasa de variación del PIB de -4.7 en 2008 y hay un pronóstico de que puede alcanzar el 2.2, en 2009. Como exportamos casi el 40% de la producción al vecino país, se verán extremados los efectos de su contracción económica, especialmente financiera, con las consabidas consecuencias erráticas, descontroladas de fuga de capitales.
De acuerdo con pronósticos macroeconómicos de Eduardo Loria de la UNAM (http://www.fciencias.unam.mx/noticias/508/index.html, 23 abril 2009), las dimensiones de la desaceleración económica mundial, adquieren las siguientes dimensiones en México: el gasto del gobierno disminuirá en 25% de 2008 a 2009, y la inversión pública se reducirá en un 10%. La disminución en el envío de remesas se atenuará al pasar de una tasa del -5.41 en 2008 al – 4.67 en 2009. Pero la balanza comercial (importaciones contra exportaciones) pronunciará su caída al pasar de una tasa del 14.0 en 2008 a otra del 15.6, en 2009. La Inversión extranjera directa (IED) pasara de una tasa del 15.5 en 2008 a una del 14.60 en 2009. Y en este cuadro de cifras críticas, también cabe mencionar que el tipo de cambio, de acuerdo con estos pronósticos macroeconómicos sería posiblemente de $13.70 pesos por dólar en 2008 y de $13.40, en 2009.
Los gobiernos de México y del mundo han dado las más rápidas respuestas conocidas hasta ahora. Pero se ha perdido no solo la confianza sino el sentido de las decisiones racionales, entendidas como las “mejores elecciones”, y de “bienestar” con consecuencias frente a las cuales solo el auto empleo y la organización de grupos de consumo, resultan opciones inteligentes a la que están acudiendo no solo desempleados, sino grupos familiares y comunidades, en busca de alternativas a las adversidades que vienen con las crisis.
Destacan tres medidas para romper el proceso de “bola de nieve” característico de las crisis con estancamiento: 1) detener la caída de la demanda y por consiguiente de la producción, 2) recapitalizar a los bancos, 3) elevar al máximo el consumo y la demanda. Pero estas medidas pueden acentuar aun más la crisis postergando y pronunciando sus niveles críticos, o sea elevación de precios, de las tasas de interés, y aumentando el cierre de empresas: la parálisis económica.
Pero estas medidas del consenso neoliberal en México requieren tomar en cuenta condiciones particulares como las próximas elecciones intermedias y los efectos de la contingencia sanitaria por “influenza” que paralizaron por varias semanas prácticamente a todas las actividades. De igual modo, es importante la evolución que vayan teniendo las remesas y el retorno de migrantes, el clima de inseguridad que afecta al comercio exterior y al turismo, el precio del petróleo, y las distintas respuestas y capacidades regionales frente a estos cambios, sin olvidar que de la estabilidad social y política mundial también dependerá que las salidas a la crisis sean más rápidas y expeditas en beneficio de familias, comunidades y particulares. El impulso a la innovación para reanudar la actividad económica es forzoso, pero el costo que se paga socialmente por esta creatividad es muy elevado y su aplicación demorará algún tiempo.
Si hasta la toma de posesión de Obama como nuevo presidente de los Estados Unidos, se cifraban ciertas esperanzas de que la crisis declarada con toda crudeza en agosto de 2008, empezaría a atenuarse, demostraría cierta reversión de tendencias, la realidad es distinta porque se están confirmando los pronósticos más crudos comparados los hechos con la gran depresión de 1929-1933.
La integración financiera, industrial, comercial y agrícola, subordinada de México a los Estados Unidos, hace que presenten rasgos depresivos muy parecidos: La economía norteamericana ha registrado una tasa de variación del PIB de -0.5 en 2008 y de 1.5, en 2009. Su actividad industrial descendió en un 13% de enero de 2008 a abril de 2009, mucho más en la producción y ventas de la rama automotriz, las ventas al menudeo se están reduciendo en un 10% y la taza de desempleo puede llegar a rebasar el 10%. México registró una tasa de variación del PIB de -4.7 en 2008 y hay un pronóstico de que puede alcanzar el 2.2, en 2009. Como exportamos casi el 40% de la producción al vecino país, se verán extremados los efectos de su contracción económica, especialmente financiera, con las consabidas consecuencias erráticas, descontroladas de fuga de capitales.
De acuerdo con pronósticos macroeconómicos de Eduardo Loria de la UNAM (http://www.fciencias.unam.mx/noticias/508/index.html, 23 abril 2009), las dimensiones de la desaceleración económica mundial, adquieren las siguientes dimensiones en México: el gasto del gobierno disminuirá en 25% de 2008 a 2009, y la inversión pública se reducirá en un 10%. La disminución en el envío de remesas se atenuará al pasar de una tasa del -5.41 en 2008 al – 4.67 en 2009. Pero la balanza comercial (importaciones contra exportaciones) pronunciará su caída al pasar de una tasa del 14.0 en 2008 a otra del 15.6, en 2009. La Inversión extranjera directa (IED) pasara de una tasa del 15.5 en 2008 a una del 14.60 en 2009. Y en este cuadro de cifras críticas, también cabe mencionar que el tipo de cambio, de acuerdo con estos pronósticos macroeconómicos sería posiblemente de $13.70 pesos por dólar en 2008 y de $13.40, en 2009.
Los gobiernos de México y del mundo han dado las más rápidas respuestas conocidas hasta ahora. Pero se ha perdido no solo la confianza sino el sentido de las decisiones racionales, entendidas como las “mejores elecciones”, y de “bienestar” con consecuencias frente a las cuales solo el auto empleo y la organización de grupos de consumo, resultan opciones inteligentes a la que están acudiendo no solo desempleados, sino grupos familiares y comunidades, en busca de alternativas a las adversidades que vienen con las crisis.
Destacan tres medidas para romper el proceso de “bola de nieve” característico de las crisis con estancamiento: 1) detener la caída de la demanda y por consiguiente de la producción, 2) recapitalizar a los bancos, 3) elevar al máximo el consumo y la demanda. Pero estas medidas pueden acentuar aun más la crisis postergando y pronunciando sus niveles críticos, o sea elevación de precios, de las tasas de interés, y aumentando el cierre de empresas: la parálisis económica.
Pero estas medidas del consenso neoliberal en México requieren tomar en cuenta condiciones particulares como las próximas elecciones intermedias y los efectos de la contingencia sanitaria por “influenza” que paralizaron por varias semanas prácticamente a todas las actividades. De igual modo, es importante la evolución que vayan teniendo las remesas y el retorno de migrantes, el clima de inseguridad que afecta al comercio exterior y al turismo, el precio del petróleo, y las distintas respuestas y capacidades regionales frente a estos cambios, sin olvidar que de la estabilidad social y política mundial también dependerá que las salidas a la crisis sean más rápidas y expeditas en beneficio de familias, comunidades y particulares. El impulso a la innovación para reanudar la actividad económica es forzoso, pero el costo que se paga socialmente por esta creatividad es muy elevado y su aplicación demorará algún tiempo.
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